Santa Cruz, 06 agosto 2023.- El escurridizo capo narco uruguayo Sebastián Marset Cabrera es el hombre más buscado Bolivia, considerado líder de una organización criminal dedicada al tráfico de cocaína a gran escala y lavado de activos. Investigadores en paraguay establecieron que el uruguayo es amante del deporte del fútbol y que el número 23 que llevaba en dorsal jugando en Santa Cruz en el equipo Leones FC El Torno, era por su devoción al Santo de los narcos San Jorge.
San Jorge también conocido como el Santo Guerrero en Brasil, tiene un culto creciente en Río de Janeiro, donde los criminales como los agentes de seguridad, lo veneran y les piden protección. Marset estuvo involucrado con dos clubes deportivos en Paraguay. Se trata del Club Deportivo Capiatá, donde fichó en el 2021, y también estuvo ligado al Club Rubio Ñu. Las investigaciones refieren que el uruguayo habría aportado sumas importantes de dinero a dichos clubes.
De acuerdo al diario última Hora de Paraguay, Marset, comenzó como estibador de cargas de marihuana y dedicado al narcomenudeo, en una línea de distribución de drogas, principalmente provenientes de Argentina con destino a otros líderes narcos.
Días atrás, el periodista uruguayo Diego Martini Lemos reveló que los primeros trabajos “grandes” que realizó Marset en sus comienzos fue la de recibir cargas de droga que llegaba a su país por medio de una narcoavioneta, que era transportada por el piloto Juan Domingo Papacho Viveros Cartes, tío del ex presidente Horacio Cartes.
El comunicador resaltó el “meteórico ascenso” de Marset, quien es catalogado como gerente de la hidrovía en Uruguay. Marset logró convertirse en un poderoso narcotraficante de la región en tan solo diez años.
“Tuvo una carrera meteórica, empezó muy joven, distribuyendo drogas para personajes más poderosos, siempre en el narcomenudeo, y luego empieza a vincularse con personas más importantes en prisión, después ya migró hacia Bolivia y Paraguay”, recalcó Martini.
Apenas salió en libertad, decidió migrar y se asentó en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, donde ya comenzó a montar su estructura criminal, bajo la dirección de Miguel Ángel Insfrán, alias Tío Rico, el principal investigado del megaoperativo A Ultranza Py.