Parece ser que su enorme casa de Turín, ciudad en la que entonces vivían Georgina y Cristiano, se les quedó pequeña, porque fue en el verano de ese año cuando invirtieron nada menos que seis millones de euros en un yate de lujo.
La modelo ha querido revivir en sus redes “aquella tarde de verano que fuimos a comprar nuestro barco”, tal y como ella misma ha explicado, y ha aprovechado para mostrar varias fotos del interior.
Con una decoración de lo más lujosa llena de marcas de lujo que, cómo no, saltan a la vista, Georgina ha enseñado, feliz, muchos de los rincones de su barco de recreo familiar, donde sus hijos lo pasan en grande.