La iniciativa fue ampliamente discutida en el contexto sudamericano, pero no ha encontrado aún el camino para materializarse, especialmente en Argentina donde las provincias productoras no ven favorable la propuesta.
El presidente Luis Arce mencionó este jueves la posibilidad de conformar una OPEP del litio en Sudamérica, para evitar “acosos externos” y lograr mayores beneficios en la explotación de este recurso estratégico.
“Tenemos litio en Bolivia, Chile, Argentina y Perú y estamos dispuestos a diseñar de manera conjunta una política que asegure la posición de nuestros países como proveedores de este tipo de energía (…) debe ser algo que nos una y una de las formas, ya planteada por el presidente (de México) Andrés Manuel López Obrador, es pensar en una suerte de OPEP del litio”, sostuvo el mandatario durante su discurso por el Día del Mar.
La idea no es nueva. Desde el año pasado autoridades de Argentina, Chile y Bolivia han estado conversando sobre la viabilidad de crear una alianza regional en torno al ‘oro blanco’, tomando en cuenta que estos tres países conforman el ‘Triángulo del litio’ y detentan más del 60% de las reservas mundiales.
¿En qué consiste la OPEP del litio?
La propuesta emula a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que, desde los años 60, coordina con sus miembros los cupos de producción petrolera para evitar que haya volatilidad de precios y resulten afectados consumidores, productores e inversores.
De igual manera, los países productores de litio de Sudamérica pretenden alcanzar un acuerdo para regular la producción e influir en los precios internacionales del metal blanco, que se han caracterizado por mostrar bastante inestabilidad en los últimos meses y años.
El precio de la tonelada de carbonato de litio pasó de $us 4.500 en el 2012 a cerca de $us 17.000 en el 2021, mientras que a finales del 2022 se alcanzó un pico impresionante de casi $us 88.000. Sin embargo, en los primeros meses del 2023 el precio de este recurso ha bajado considerablemente hasta llegar a los $us 42.000, según el reporte del 23 de marzo de Tradings Economics.
“La idea (de la OPEP del litio) es buena porque la unión hace la fuerza y sabemos que contra el poder económico, contra el poder de la fuerza, solo nos queda el poder de la organización y organizarnos podría ayudarnos a enfrentar mejor el desafío de gestionar una de las materias primas más cotizadas en el momento”, señaló Héctor Córdova, analista en temas mineros de la Fundación Jubileo.
El especialista sugiere que los países de la región no solamente deben centrarse en la producción de la materia prima, sino en avanzar en nuevas tecnologías para dar mayor valor agregado al litio y ser menos dependientes de las cotizaciones internacionales.
Desafíos
Bolivia tiene el interés y las condiciones para formar parte de una OPEP del litio, ya que la producción industrial -que comenzará el 2024- estará a cargo del Estado boliviano y las decisiones de cuánto, cómo y a dónde exportar será atribución exclusiva del Gobierno central, a través de Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB).
Sin embargo, en Chile y Argentina el marco regulatorio es distinto. Las reservas de litio son explotadas por empresas privadas, bajo un esquema de concesiones, por lo que no es seguro si las compañías querrán formar parte de este acuerdo regional.
En el caso argentino se tiene el agravante de que las provincias productoras (Salta, Jujuy y Catamarca) son también propietarias de los recursos naturales y tienen autonomía en su gestión. Estos gobiernos provinciales hicieron conocer su rechazo a la iniciativa de la OPEP del litio, bajo la premisa de que ‘si algo funciona bien, no lo arregles’. Es decir, están satisfechos con la forma actual con la que trabajan y no ven la necesidad de cambiar.
Para que esta iniciativa se haga realidad, Córdova considera que las autoridades de los países del ‘Triángulo del litio’ deben dialogar con todos los actores involucrados en esta industria y mostrar las ventajas que implica implementar este sistema.
Cabe señalar que en la OPEP del ámbito petrolero también están involucradas las empresas privadas, por lo que el analista de Jubileo concluye que todo se trata de voluntad política y poder de concertación.